Mi mamá es compradora compulsiva y muy pero muy generosa, de hecho pocas veces compra cosas para ella. Visitó feliz cada shopping que se abrió en Buenos Aires, desde el Unicenter (¿ese fue el primero? No, me parece que era otro...). Vive a cuatro cuadras del Abasto y siguió ansiosa y pendiente durante años todo el proceso de transformación del viejo mercado en lo que es hoy. Cuando lo inauguraron sintió que había ampliado su comedor.
Mi mamá llama cada tanto preguntando qué necesitamos porque está en el Abasto y hay 25% de descuento. Hace un esfuerzo enorme para controlar su pulsión compradora en cosas para León porque entre todos la tenemos controlada. A veces le digo algo así como "te habilito la temporada verano" y ella sale feliz de la vida. Todos contentos. Enseguida hay que avisarle que ya está, que la ropa no entra en los cajones y, con cierto dolor, para. (Estimo que compra algunas cosas y las guarda para más adelante).
Mi mamá es de esas minas que si necesitás un jean te compra dos, si le dijiste que te gusta el violeta te compra toooodo lo que ve de ese color. Es feliz regalando.
El shopping es su templo.
Con León más grande se unieron sus pasiones. Nieto + shopping.
Entonces, junto con mi viejo que está tan baboso que se escapa del laburo para pasar a buscar al enano, van a comer al Abasto, al Museo de los Niños y a los jueguitos. Después, León vuelve agotado a su casa (y casi siempre con un globo gigante). Ojo, no es la única salida que hace con los abuelos maternos, van a museos, a ver los aviones y de joda por todos lados. Sin embargo supongo que la del shopping es para mi vieja el súmmum.
Hoy me llama mi papá desde su celular y me dice "preguntale a León dónde está". Desde el otro lado de la línea escuché a mi enano de un año y siete meses gritar como loco:
¡Yopi!!! Decí que mi vieja es joven y sana, sino creo que caía muerta ahí nomás en la entrada del Abasto. (Que por cierto, creo que debe ser donde quiere pasar sús últimos minutos)
*(Y ya que estamos en tema leete esto)