A veces León tiene ganas de irse a casa y yo de bailar desenfrenada en el casorio de mis amigos.
A veces yo tengo ganas de charlar y él solamente quiere ver una película.
A veces yo quiero que camine y él ir a upa.
A veces quiero llevarlo a upa y él quiere correr por su cuenta.
A veces cada uno va para otro lado.
Pero recién descubrimos que podemos combinarnos perfectamente...
Ante un paquete de pepas como única opción, él se come el dulce y yo la galletita.
Soy feliz. Siempre amé la masa de las pepas con la misma intensidad con la que odio el membrillo.
6 comentarios:
Apreté el botoncito de "Me gusta" que tiene el google reader, pero debo ser justa y decir "Me encanta". Me identifico de pé a pá.
Y no odio el dulce de membrillo pero prefiero, sí, la masita. Ñami.
Es el elegido, vino a traer balance al mundo!!!
Que equipo más tierno hacés con Leonchus. Imaginé sonriente todas las escenas, y cómo no verte quitando con esmero el redondel de membrillo! Una de tus rarezas alimenticias, ahora no me acuerdo pero seguro que hay más...
muak
Y si hay alguna que ya no quieren comer más, me las mandas a Villa del Parque..
Adoro las pepas con todo mi ser estomacal, son las masitas (en Zárate le decimos masitassss) me encantan
El Dream Team!
Marche un León para casa!!! me gusta el borde pero nada la frutita!!Teps
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