Frío, frío...

"Hay algo en el ritual del frío que me copa", pensé mientras ponía la pava. Y eso que no me gusta el frío.
Anoche me acordé del piyamita que León usó el invierno pasado, todo enterito,con patas y de polar. Lo agarré y le corté los piecitos para ponérselo igual. Le quedaba por las rodillas, cómo crecen los niños!. Le calcé unas tremendas medias amarillas de Bob Esponja que una tía le regaló cuando nació y eran enormes, ahora le quedan perfectas, cómo crecen los niños!.
Se pasó de cama y ahora está durmiendo en la mía. Yo tomo mate frente a la compu. Abrigada, con saco de lana y medias.
Escucho "Mami" y ahí está él, sonriendo con todos sus rulos parados y cara de recién despertado que es la cara más linda del mundo. Le llevo la leche y nos abrazamos. León descubre sus medias amarillas y se pone contento: "¡Meias maricho!" . "Más maricho" me dice señalando la almohada amarilla. "¡Y más maricho!", señalando uno de los animalitos colgados en la pared. Se ríe de tanto amarillo. "¿Te tapo que hace frío?", le pregunto. Y él, que odia dormir tapado, se deja. Y se despide de las medias que quedan debajo de la colcha. Mira dibujitos mientras toma la mamadera, muy nene aunque todavía un poco bebé. Yo lo miro desde acá y le levanto el dedo pulgar. Él levanta el índice y me dice "joya".
Hay algo en el ritual del frío que me re copa.