En la mitad de la noche, León se despierta gritando y llorando. Voy a su cama, está sentado buscando algo. Llora y me pide que lo ayude, que lo ayude...Mucha angustia. Me señala detrás de la cama, donde él no llega, que se cayó algo ahí. Le pregunto qué se cayó, y, entre llantos y "ayudame, mami" me explica que no alcanza a agarrar su mamadera que se metió atrás de la cama. Claro que lo había soñado, le llevé su mamadera y se durmió abrazándola.
6 comentarios:
Esas angustias me angustian!
Pero, chubas...lo mejor de esas angustias es que pasan rápido con abrazos y besos (y la mamadera en este caso).
Puh y no te cuento cuando sueña y se despierta enojado por algo que le hiciste en sueños y llora y no te perdona y no hay manera de que entienda que no le hiciste nada, que fue un sueño. Todavía nos acordamos una vez que se despertó de golpe de la siesta, le pegó una piña al padre que estaba al lado leyendo, y se largó a llorar. Dramón.
Qué gracioso eso de tener que hacerse cargo de lo que uno hace en los sueños de los hijos. Como si no bastara con la vida misma. Y qué lindos los besos sanadores.
Ups. Cagamos. Yo hago lo mismo. Me despierto enojada por algo que me hizo R. en el sueño.
A mí también me pasa lo mismo.
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